Las tecnologías de almacenamiento de energía revolucionarán la forma en que gestionamos y consumimos electricidad. En contraste con la generación de energía convencional, que depende de recursos fósiles y grandes centrales eléctricas, los sistemas de almacenamiento de energía utilizan energías renovables como la solar y la eólica para generar energía sobrante que se almacena para su uso posterior. Esto no solo mejora la estabilidad de la red, sino que también brinda a los consumidores de energía los medios para gestionar su consumo. La demanda de energía se orienta hacia tecnologías más limpias y la tecnología de almacenamiento de energía desempeñará un papel creciente en facilitar la transición del mundo hacia una economía de energía sostenible, con beneficios netos tanto para la economía como para el medio ambiente.